Largas horas de tensión con un clima de agresividad creciente. La Asamblea se desarrolló entre pasiones desatadas. De un lado y del otro. Con un oficialismo ciego y genuflexo alineándose, sin fundamentos y sin argumentos, detrás de su líder. Con una oposición exacerbada en sus pasiones por socios que, más allá de su legítima participación en la Asamblea, cayeron en excesos innecesarios. En lo que a mí respecta, esta fue la posición (respecto del Reajuste) de nuestra Agrupación, cuando me tocó hablar en la misma:
La magnitud del reajuste efectuado al presupuesto 2010/2011, aprobado por esta Asamblea, demuestra claramente cómo se manipulan los datos económicos de recursos y gastos del Club. Si bien los presupuestos casi nunca son exactos, porcentajes del 66,94% de ajuste en los recursos y de 21,30% en los gastos muestran nítidamente la capacidad de dibujar que tienen nuestro tesorero y sus colaboradores. Y nos da la razón a aquellos que venimos sosteniendo, desde hace mucho tiempo, que los presupuestos en River son obras virtuales, irreales. Si a un presupuesto se lo puede definir como la presentación ordenada de los resultados de un plan, proyecto o una estrategia, ha quedado evidenciado -en función del mismo- que el Sr. Passarella y su séquito asumieron en River sin plan, sin proyecto y sin estrategia. El “modelo” Passarella se basó en 2 pilares básicos de la gestión Aguilar: la venta de jugadores juveniles de nuestra cantera y el endeudamiento crediticio. De lo proyectado por el primer concepto, a través del ítem “Transferencia y cesiones de jugadores”, $ 15.251.000 (aprox. u$s. 3.372.000.-), se consolidó un ingreso por $ 104.263.000 (aprox. u$s. 25.430.000.-) y por el segundo concepto, a través del ítem “Intereses y gastos bancarios”, $ 6.655.000 (aprox. u$s. 1.623.000.-), se consolidó un egreso de $ 17.922.000 (aprox. u$s. 4.371.000.-). La venta de jugadores como Buonanotte y Lamela, por un lado, y la toma de préstamos por valores estimados entre los $ 150.000.000 y $ 200.000.000 (“), por el otro, son las principales fuentes de recursos por las cuales River se ha mantenido a flote durante la presente gestión. Es lamentable comprobar cómo se nos ríen en la cara (de los representantes y de los socios) cuando envían a aprobar esta herramienta de gestión plagada de irregularidades, inconsistencias y falacias. Y si quedan dudas, para algunos desprevenidos u obsecuentes, basta con detenerse en 2 ítems como “Previsión de Gastos Judiciales” y “Previsión deudores incobrables”. En el primer caso, se pasó de $ 1.281.000 a $ 7.757.000 (6 veces más de lo presupuestado) y, en el segundo caso, se pasó de $ 0 presupuestado a $ 15.770.000. Queda demostrada la subvaluación de Tesorería respecto de la cantidad de juicios que River puede perder o perdió y, por consiguiente, tener que pagarlos. Y lo más grave, aparecen deudores a los que va a ser muy difícil poder cobrarles las deudas que tienen con River porque previsionar deudas significa constituir una cantidad de dinero (en previsión) ante la posibilidad de que haya créditos incobrables. Las preguntas obvias, entonces, serían las siguientes: ¿quiénes le deben a River?, ¿cuándo dejaron de pagarle a la Institución?, ¿qué prestaciones dio River a estos deudores para que se generaran estas deudas?, ¿cuál es la situación o el estado actual de las mismas?
Huelgan las palabras cuando uno analiza el grado de incompetencia técnica por parte de los encargados de elaborar un Presupuesto, pero este reajuste del presupuesto 2010/2011 demuestra el poco valor que se nos asigna a los representantes al hacernos considerar una herramienta de gestión con las falencias anteriormente descriptas. Y eso que tomamos apenas 4 ítems… ¡nada más! Si a eso le sumáramos el resto de los considerandos emitidos oportunamente por este servidor -ver Presupuesto 2010/2011: la abstención (segunda parte)- sobre el Presupuesto 2010/2011, la realidad se volvería asfixiante para el oficialismo de turno. Por supuesto que para un oficialismo compenetrado y comprometido con River y no con un personalismo caudillesco absurdo, obsoleto y perimido.
Por eso, e insistiré hasta el cansancio con esto, es primordial tener en cuenta que si un Presupuesto no viene acompañado de cuadros y planillas analíticas, de comprobantes contables, de contratos firmados o a firmarse, de cartas de intención generadas desde o para el club, de pliegos de licitaciones, etc., etc., etc., carece de valor en sí mismo. Sin datos ni elementos concretos, que le den sustento a los números que se vuelcan en esta herramienta contable, no se puede fundamentar lo que se quiere hacer aprobar.
Y acá debemos traer a colación un hecho que se sucede sin solución de continuidad: la violación de nuestro Estatuto. Me explico: si los tesoreros cumplieran lo que sostiene el art. 82, inc. g), del capítulo VIII (“Son funciones del tesorero someter mensualmente a la Comisión Fiscalizadora todos los comprobantes del movimiento de Tesorería y dar a los miembros todos los informes y datos que al respecto le fueran requerido.”, las cosas no serían como son y todos estaríamos satisfechos de los resultados alcanzados. Pero, como el artículo citado no se ejercita ni se aplica, las consecuencias son las que hoy soportamos: desinformación, falacias contables y falencias técnicas inadmisibles. Y si le sumamos la responsabilidad de los fiscalizadores de la primera minoría (la única que, normativamente, aporta sus miembros a la Comisión Fiscalizadora), en hacer cumplir lo que la normativa exige, el combo es perfecto. En el capítulo XI, art. 89, inc. a) y b) se afirma que “la Comisión Fiscalizadora tendrá los siguientes deberes y atribuciones: examinar los libros y documentos del Club, siempre que lo juzgue oportuno y por lo menos cada tres meses, y fiscalizar la inversión de los fondos sociales, cuidando que se empleen en la forma estatutaria.”
Conclusión: los fiscalizadores tienen derechos, obligaciones y deberes que no deben enajenar y no pueden ser manejados como títeres por los presidentes, secretarios o tesoreros de turno. El oficialismo, como lo ha hecho sistemáticamente en la última década, acomodó el presupuesto a voluntad, permitió el reajuste “a piacere”, sin mostrar los elementos que tiene en su poder. La oposición no sabe, no quiere o no le interesa hacerlo cumplir. El Estatuto, y los riverplatenses, violados como siempre.
(“) Estos importes, tomados como la consolidación de los créditos/préstamos recibidos por River, surgen de calcular una tasa de interés anual del 8% al 10% para la amortización de los mismos y que representa la erogación por intereses devengados que figura en el Reajustado ($ 17.922.000.-)
Nota: el Reajuste fue aprobado por 71 votos a favor y 36 en contra. Hubo 43 ausencias.
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