jueves, 4 de marzo de 2010

La desmemoria y la memoria selectiva

Me he dedicado esta semana a observar, escuchar y leer las cientos de opiniones vertidas por interesados de parte, vendedores de verdades circunstanciales, convidados de piedra, seudo comunicadores sociales, retóricos oportunistas y demás especímenes que pululan por estas pampas acerca de la rescisión del contrato, para televisar partidos de fútbol, que unía a dos tenebrosos exponentes del carnaval local: TyC Sports, títere del Multimedios Clarín, y la AFA, con su impertérrito dictador dirigiendo las acciones “bélicas”.

No gastaré mi valioso tiempo en refutar u optimizar tantos conceptos emitidos, ni los mendaces ni los veraces, porque la gran mayoría de ellos están negativamente influidos por uno de los grandes problemas nacionales: la falta de memoria y la selectividad de la misma en la conciencia colectiva de esta Nación.
Muchas son las razones que explican el por qué nos va como nos va a los argentinos. Pero, sin lugar a dudas, una de ellas tiene relación estrecha con la memoria. O nos olvidamos muy fácilmente de las cosas o preferimos recordar sólo lo que es conveniente para nuestros intereses u objetivos.
Podría fundamentarlo con cientos de hechos acaecidos en nuestra historia que fueron y son registrados “a piacere” o directamente anulados por esa función cerebral. Ni que hablar en ámbitos privados, en las relaciones interpersonales.
Explicado lo anterior, y antes de abordar la conclusión de esta editorial, les afirmo lo siguiente:
-No fui, no soy y nunca seré K.
-Desprecio profundamente al Sr. (¿?) Julio Grondona y quiero que la Justicia le haga pagar todas las fechorías que ha cometido a lo largo de su vida.
-Me causan náuseas los genuflexos dirigentes del fútbol argentino, en especial los que dirigen nuestra Institución, salvando las honrosas excepciones que existen.
-Siento profunda pena por una gran parte del periodismo argentino (no sólo el deportivo) que habla según le va en la feria. Son testigos de parte y, por ende, no tienen valor sus dichos subjetivos y tendenciosos.
-No me gusta que el gobierno (no se confundan, por favor, los personeros de siempre cuando “invocan” peyorativamente la palabra Estado porque Estado somos todos los habitantes de este país, mal que les pese a los Artana, Broda, Macri, Cachanovki y demás engendros locales) maneje el negocio del fútbol. De ninguna manera.
-Reniego de toda actividad privada que no tenga competencia. No acepto ni tolero a los monopolios de cualquier índole y tenor.
Una vez puestos blanco sobre negro, para que no se confunda, ¿vio?, me indigna sobre manera que en los miles y miles de minutos de aire de los medios de comunicación social y en las resentidas mentes de mis compatriotas se hayan olvidado tan tristemente de la primera de las verdades de este combate mafioso: el Grupo Clarín, y su controlada TyC, han cometido un saqueo, un vaciamiento y una exacción ilegal dentro de nuestro fútbol que no tiene antecedentes en la historia de este deporte a nivel mundial.
Sin embargo, mis compatriotas (los que tienen acceso a los medios y los que andan de a pie) son conducidos por los angostos callejones de la desmemoria por aquellos a los que les conviene ejercer su memoria selectiva. Señores: ¡primero las causas y después las consecuencias! O sea, es legítimo dudar de si el gobierno debe manejar el negocio de la TV, si lo único que intenta es pegarle a Clarín, si quiere poner semejante cantidad de dinero en las palmas de manos amigas, etc. Lo inadmisible e intolerable es que sigamos ejerciendo la gran falencia nacional de usar o inhibir a la memoria individual. La de cada uno de nosotros. A esa memoria que no recuerda quién es ese nefasto Grupo, cuánto mal le ha hecho al país, en general, y al fútbol, en particular, hasta dónde llegan sus tentáculos mafiosos y cómo estranguló a nuestro fútbol con la complicidad de los de adentro y de muchísimos de afuera.
Ejerciten, por favor, su memoria. No puede ser que sigamos repitiendo errores y no distingamos quién es quién en nuestra bendita Patria. No escuchemos a los fariseos de siempre o a los cantos de las sirenas oportunistas. No repitamos la historia de estos últimos 15 años. Es aberrante e injusta para los riverplatenses y para los de los otros equipos. Esta vez están visibles los responsables y no debemos hacernos los distraídos… como a nuestra memoria le ha gustado desde tiempos inmemoriales.

Prof. Jorge Leone

17 de agosto 2009

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