Jugadores
que no son totalmente nuestros. Jóvenes que llegan a River con
porcentajes de terceros ya otorgados. Padres y el abuso de la patria
potestad. Dirigentes que obligan a los chicos a ser representados por
tal o cual empresario “amigo”. Derechos económicos que se
pierden por los caminos del Señor. Triangulaciones truchas. Personas
físicas y jurídicas, sin patrimonios serios y justificables,
propietarios de profesionales y juveniles. Evasores tributarios, o
no, que compran jugadores como grupos empresarios “habilitados”.
Porcentajes de derechos económicos que cambian de un balance al otro
sin que entre un mango a River.
¿Y
ventas/compras directas de club a club? No, gil, ya no se “usa”…
perdón, no conviene. Además, son promesas de campaña…
“No
me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los
deshonestos, de los sin ética. Lo que me preocupa es el silencio de
los buenos”. (Martin Luther King)
¡Qué
frase, por Dios, qué frase! Y cómo queda patentizada en lo que ha
ocurrido con el derecho a la información. El silencio de los
buenos, la-men-ta-ble-men-te, es atroz, como diría uno de los
tantos desagradecidos “hijos del Club”: Ahumada.
Los que
miran sin hacer, los que critican sin moverse de sus lugares, los que
dejan que sus lugares los ocupen otros, los miedosos de siempre, los
que dicen para qué calentarse si permanentemente pasa lo mismo,
etc., etc., etc.
Y este
posteo habla de todo ello. De los que saben que ocurre lo que
demostraré acá, de los que se hacen los tontos tapándose los ojos
y no protestando ante las autoridades, de las complicidades de los
cómplices (disculpen el juego de palabras) de los dirigentes en el
saqueo de nuestra Institución, de los que no toman el toro por las
astas y utilizan al Estatuto (por más limitado y ambiguo que sea) y
a otros organismos del Estado para denunciar lo intolerable. O sea,
habla del silencio de los buenos que se termina convirtiendo
en las venalidades de los malos, que se termina convirtiendo en las
componendas con los ladrones, que termina mutando hacia la doble
valoración y el doble discurso, que termina mostrando lo cínico y
lo vacío de las palabras de la mayoría de los socios de River, que
termina demostrando lo poco que les interesa su pertenencia y, sobre
todo, lo duales que son en su doble estándar moral (“no quiero más
corrupción, no los aguanto más, no se puede tolerar esto de ningún
modo, basta de canjes/forreos/incumplimientos/mentiras/vaciamientos
pero, pucha, no hay nadie que haga algo”). Y, encima, ese charlatán
de Leone hinchando las pelotas con sus de-mos-tra-cio-nes concretas,
reales y tangibles. Encima tuvo la “suerte” de sacar adelante el
derecho a la información, demostrándonos, sí de-mos-trán-do-nos,
que un solo boludo puede hacer tantas cosas mientras los demás
(miles, por cierto) lo miramos por T.V.
Todo
empezó con el balance truchísimo del período 01-09-11 al 31-08-12.
¡Qué pedazo de mamarracho! Sólo un Club con socios como los
nuestros puede digerir, y dejar pasar, esta oprobiosa vergüenza.
Un hombre
honorable y consustanciado con lo riverplatense hasta los tuétanos,
el SEÑOR (con mayúsculas) Marco Grosso, representante de socios que
dejó al oficialismo al comprobar lo fraudulento que es, estuvo
trabajando conmigo en el análisis de las valuaciones y porcentajes
de los jugadores que nos pertenecían. Los comparativos de un año a
otro, resultaron llamativos pero, lo más grave, surgió del análisis
de Marco cuando descubrió quiénes eran y qué ¿capacidad?
económica tenían los dueños/representantes/intermediarios de los
porcentajes de los derechos económicos de los profesionales y de los
juveniles de River.
La misma
fue ratificada por mi persona, el 18 de junio del corriente año, en
sede judicial.
Y acabo de
presentar una ampliación de pruebas que apoyan lo precedentemente
denunciado.
No gastaré
ni un minuto más de mi tiempo para explicar cosas que, con sólo
leer detenidamente los documentos de este posteo, eximen de mayores
comentarios y/o razonamientos. Sólo un necio y/o un bruto y/o un
ignorante y/o un chorro (de los tantos que tenemos) no pueden
entender lo que aquí se cuenta y se muestra. Ah, casi me olvido…
los buenos, con su silencio, también pueden mirar para otro
lado sin ser catalogados con las adjetivaciones anteriores.
Como
sustento y base de todo lo explicitado, y para corroborar el trabajo
de Marco y mío en relación a los fundamentos y elementos
probatorios aquí insertados, pueden ver en este blog los siguientes
links:
Para
finalizar, y no perturbar más a los buenos, les aclaro que,
otra vez más, estamos en manos de la Justicia independiente que
tenemos en la Argentina. O sea, estamos dentro de la lotería o de la
tómbola. ¿Saldrá pato o gallareta? ¿Les interesará ir hasta el
hueso o mandarán la causa a archivo? Veremos. Total, a muchos de los
buenos, ciertas mafias políticas y periodísticas los
convencieron que esta Justicia es independiente y no hay que
reformarla.
Mientras
tanto, y en estos últimos 13 años y medio, ningún dirigente de
River ha ido preso a pesar de los terribles fraudes y hechos
delictivos en los que incurrieron.
Pero lo
importante, para Marco y para mí, es que no nos gusta ser “buenos”
y decir que “amamos” a River cuando, la verdad, es que sólo nos
importa que gane el domingo (como les pasa a la mayoría absoluta de
ustedes, los socios de River Plate). Preferimos ser “malos”,
moviendo el culo de nuestras sillas y saliendo a la calle a pelear
por nuestro Club y nuestros derechos, porque el sentimiento
riverplatense lo llevamos bien adentro y no se negocia desde ningún
lado. Como, casi siempre, sí lo hacen la mayoría de los buenos…
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